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Iona Menéndez

Una serie de puertas flotando entre el agua, el cielo y la tierra, invitan al espectador a reflexionar sobre sus caminos hacia la salvación. La dualidad a la espera de quien desea traspasar ese umbral, que  conecta al hombre con lo sagrado de manera directa. Un lado y el otro. Y en las rendijas, la posibilidad sin certezas, de abrirse a lo nuevo.